Cuando preguntas a una persona que está pensando en montarse algo por su cuenta cuál es el principal obstáculo que encuentra actualmente, todos suelen coincidir en la capacidad financiera y en que no es buen momento para emprender, montar o incluso hacer nada. Pues bien, quiero constatar que hoy es el mejor momento para hacer algo y creo con total convicción que ese “momento” (en el que las cosas vayan mejor) llega cuando cada uno decida algo para que llegue. Y parece que estamos llegando al momento en que la gente se está cansando de esperar a que “esto” mejore o a que “alguien” arregle lo que “otros” han estropeado, decidiéndose a pasara a la acción.
Para no caer en la retórica de la opinión subjetiva, me gustaría aportar algunas cifras y algún ejemplo al respecto. Según el ‘Observatorio del Clima Emprendedor 2011’ elaborado por Iniciador y Sage, el 53,7% de los emprendedores españoles considera que el momento actual es «idóneo» para montar un negocio, y no son segmentos a los que precisamente les suelan facilitar las cosas las entidades financieras porque el 89% de las personas que apuesta por crear su propio negocio en España no supera los 40 años.
Mucha de la gente con la que me encuentro y está pensando en montarse un pequeño negocio, suele ver como principal impedimento la capacidad financiera o lo que llamo el colchón financiero. En este sentido sería importante definir que costes son realmente inevitables, es decir, qué costes estamos pensando que vamos a tener y podemos evitar, ya sean alquileres, aprovisionamientos iniciales (mobiliario, material oficina, equipos, etc.), sueldos iniciales, rentings, asesorías, etc. porque según este estudio un 38,8% dice iniciar su negocio con menos de 10.000 euros y un 31,5% con cantidades entre los 10.000 y los 50.000 euros, lo cual deja patente que una gran disposición de dinero no es el elemento que finalmente determina la decisión o no de emprender.
Creo que la clave está en determinar qué estamos dispuestos a dejar atrás, porque para hacer algo nuevo debemos abandonar algo viejo, soltar lastre y liberarnos de algo para poder renovarnos y alcanzar nuevos objetivos.
La historia de la longevidad del águila creo que ilustra muy bien el porqué es posible empezar de nuevo si somos capaces de dejar atrás el lastre que nos impide movernos con libertad. El águila es un animal que puede vivir casi 80 años pero en la mitad de su existencia si quiere seguir viva debe sufrir un proceso interno de transformación que le llevará a retirarse durante medio año a lo alto de una montaña. Allí se golpea hasta romper su pico y cuando le vuelve a salir se quita las garras y las plumas. Entonces espera de nuevo a que salgan sus nuevas plumas. Una vez terminado el proceso el águila dispone de otros 30 años de vida. La historia del águila nos enseña que para ser capaces de crear un nuevo destino es importante someternos a un proceso de transformación que implicará abandonar y destruir algo para poder deshacernos del lastre para sentirnos más ligeros y desatados.
Elegir cuál es el lastre que nos está sometiendo es una decisión que depende de cada uno, y es fundamental atreverse a decidir cuál es esa carga, a veces son creencias, otras ataduras materiales, responsabilidades efímeras o cualquier otro paradigma mental en el que estemos ahogados.