En esta segunda entrega, me gustaría aportar algunas ideas para favorecer un nuevo modelo de emprendedurismo desde lo local capaz de transformar el empresariado y crear una nueva cultura empresarial desde la cooperación y la innovación. Quisiera obviar el esbozo y la repetición de ideas sobre medidas macroeconómicas en las que están fijadas todas las atenciones de políticos, analistas y medios de comunicación y que quedan siempre más alejadas del control de los ciudadanos y pymes y tan concentradas en un poder central menos dinámico y próximo. Aunque si me gustaría dejar una reflexión al respecto: No existen medidas consistentes para estimular la contratación en las pymes como la exención del coste social (durante periodos de al menos un año y sin condiciones) al contratar parados. Cierto es que una medida así no generaría nuevos ingresos en las arcas de la seguridad social, pero disminuiría considerablemente el nivel de gasto social de la administración (que actualmente es casi el 64% del gasto, excluida deuda pública), principal objetivo que pretenden los presupuestos generales. Desde el punto de vista de un emprendedor, este tipo de medidas son mucho más necesarias para favorecer el emprendedurismo que subvenciones o la simplificación de trámites y tiempo para crear una nueva empresa, cuestión que es básica, pero no para estimular la creación de empresas sino simplemente para dejar de estar a la cola mundial en cuanto a dificultad burocrática para abrir un negocio.
Son sólo esbozos, algunos largamente debatidos y otros más novedosos, pero creo que son ideas necesarias y consensuadas en los debates de emprendedores en los que participo. Seguro que dejo muchas cosas en el tintero pero es simplemente una visión personal al respecto:
- Abandonar la cultura de la subvención para dar paso a políticas de exención y de facilidad para la contratación, tan presentes en determinadas grandes corporaciones pero no visibles entre las pymes.
- Buscar “contenedores” y “locomotoras” locales disponibles para jóvenes diseñadores, creativos y profesionales en espacios de coworking en los que surge la verdadera innovación: Antiguas fábricas, solares para mercadillos, calles para artesanos, viejos colegios, hangares en puertos, etc. El coste no es alto si se selecciona bien y se recurre a las personas indicadas para rehabilitarlo: los mismos emprendedores con ayuda de las escuelas taller podrían ser los responsables de preparar el espacio…
- Mejorar el posicionamiento en la sociedad de la cultura emprendedora. Es imposible crear un nuevo modelo de convivencia y de riqueza sin que el emprendedurismo juegue un papel protagonista en la economía y en la sociedad. Es de cajón. Artistas, creadores, programadores, desarrolladores, consultores, comerciantes, profesionales…la mentalidad emprendedora es la que nos empuja a ir más allá y no permanecer en nuestra zona de confort. Ya seamos intraemprendedores (trabajadores que abren nuevos horizontes dentro de la empresa) como emprendedores tal y como los conocemos, esta manera de entender el mundo va a ser clave para entender las relaciones en el futuro. Es necesario el respaldo social, el protagonismo empresarial y el apoyo total y verdadero de las administraciones a la cultura emprendedora en todas sus dimensiones.
- Revalorizar la importancia de los pequeños negocios locales y las profesiones valoradas socialmente como “segundonas”. En países del norte de Europa vemos como profesionales licenciados se sienten atraídos por emprender pequeños negocios locales mientras en nuestro país nos han educado a pensar que al acabar la carrera lo óptimo es “colocarse” en el sector público o encontrar un buen trabajo en una multinacional o gran empresa porque hay demasiados estigmas y prejuicios sociales acerca de lo que es alcanzar el éxito en nuestra sociedad. Valorar todas las profesiones en toda su dimensión y aportación y respetar la pluralidad y diversidad de ecosistemas empresariales es importante si no queremos caer en la estandarización laboral y la mega concentración empresarial.
- Cambiar la forma de organizar las administraciones locales en torno a la creación de empresas. Áreas de las corporaciones locales como la promoción económica o el comercio no pueden tener un rango secundario. Dada su relevancia, el emprendedurismo y la dinamización empresarial deberían de tener el rango de política social. Sin ir más lejos en estos momentos estamos viviendo en primera persona que si la caja está vacía los servicios públicos no se pueden prestar, ya que se pagan con recaudación de impuestos y los impuestos se recaudan cuando hay generación de riqueza. Nada más simple. Además, hay que añadir que la inversión en áreas municipales productivas generan un retorno con efecto multiplicador, cubriendo con creces lo invertido en ellas.
- Impulsar un cambio en la cultura de la formación empresarial (gratuita). Se ha tirado muchísimo dinero europeo en formación con resultados más que cuestionables. Es importante cambiar la forma en la que se potencia y subvenciona la formación en las organizaciones y entidades locales. Muchas veces ha primado la “mordida” que podían obtener, la cantidad de cursos a ofrecer o el amiguismo de trabajar “sólo” con academias locales o afines a la calidad y utilidad de la formación. No se trata de cantidad sino de calidad. Es necesario fijar los ojos en muchas academias de formación que han traficado o especulado mucho con bolsas de cursos de formación cuyos profesores lo mismo daban un curso de inglés o Excel que de técnicas de venta. Los emprendedores y profesionales locales se merecen más profesionales especializados y menos cursillos de bazar. Menos cursos y más formación, mejorando la selección y las motivaciones de los alumnos y también de los profesores.
- Cambiar la forma en la que asistimos a los “congresos” y “encuentros” y crear foros locales de pensamiento en torno al cambio. La gente tiene muchas ideas que aportar en el proceso de cambio, lo que falta es movilización. Sería interesante impulsar encuentros donde el asistente no acuda a aprender sino también a aportar ideas como moneda de cambio. En lugar de pedir dinero para inscribirse, pedir un tiempo de aportación y trabajo en grupo a cambio de recibir lo mismo de los demás. Yo lo llamo “capsulas de innovación”
Otras ideas globales:
- Compromiso activo de las universidades con las pymes. Hasta ahora los esfuerzos se han dirigido primordialmente a acercar y abrir la universidad a la colaboración con la empresa y el reto (sobretodo en pymes) consiste en que la universidad cuente más y aprenda de las empresas. Dejar que la empresa se integren y puedan aportar más a los planes de estudios, asignaturas, trabajos y proyectos en una estructura universitaria más bien cerrada, poco flexible y excesivamente centrada en colaborar con las empresas pero con poca trayectoria en conseguir que las empresas colaboren con ellas en su tarea educativa.
En definitiva es cuestión de aplicar las 3T para fomentar el emprendedurismo local:
Trabajo, talento y equipo/red (team).